El otro día asistí a una boda que me pareció ideal, lejos del boato y las tradiciones.
Era una boda muy autentica y fiel a los deseos de los novios, que no cedieron en ningún momento a las costumbres típicas, y a veces ridículas, a mi modo de ver, que generalmente se dan en una boda.
Todos, incluidos los novios, iban en tejanos, o vestidos de forma informal. Incluso la novia, que se había comprado un vestido bonito para la ocasión, finalmente vestía tejanos, y el novio, aunque estrenaba una camisa preciosa, también iba muy informal.
A las 6 de la tarde era la cita.
A las 5.30 el novio todavía estaba en la puerta de su casa haciendo estiramientos, pues había salido a hacer footing. Mientras, la novia, en chándal, veía una película interesantísima sin darse cuenta de la hora que era… No había nervios, ni fotos previas, ni histerismo colectivo.
Llegaron los invitados, los novios se vistieron y los recibieron y todos juntos fueron al Registro Civil a firmar.
Fue una ceremonia marcada por el buen humor y las risas. Se notaba que los novios estaban muy felices y tranquilos, relajados, y eso me encantó. Se miraban a los ojos, cómplices y contentos porque estaban haciendo lo que querían y como ellos deseaban… fue corto y precioso. No hubo música estudiada, ni lecturas escogidas. Todo fue muy sencillo, natural y sincero, diría que improvisado y sin protocolo alguno.
A la salida, si hubo arroz. Uno de los pocos signos que nos recordaban que estábamos en una boda.
Después de algunas fotos fuimos al restaurant… No era, tampoco, el típico restaurante de bodas y banquetes, si no una cafetería que los novios frecuentan mucho, y en la que se sienten muy a gusto. Allí se reúnen a tomar café con sus amigos, o van a cenar y siempre se ríen. No podían celebrarlo en un lugar mejor.
La novia tiene mucha suerte.
Tiene unas amigas estupendas que la hicieron llorar de orgullo y felicidad. A, la única que pudo asistir al enlace le había preparado la mesa más preciosa del mundo, decorada con flores y velas y la sala llena de globos blancos. El resto de sus chicas, que viven lejos, le habían enviado un DVD con fotos y unas palabras sinceras en las que le decían que estaban allí con ella, de corazón, y por los ojos y la emoción de la novia, doy fé que si estaban.
Buena comida, muchas risas, y solo los más queridos… La gran boda, la boda más ideal del mundo…MI BODA y la de mi CHURRI. Nuestra boda.
Gracias a Pandora por tu creatividad, le diste el color justo a la boda… y gracias a EL por el reportaje…
Gracias a Elly, Mys, Veina y Cruela por las llamadas, los escritos, los ánimos y la compañía. Una vez más las chicas formamos un gran abanico de colores inimitable.
Y gracias a los amigos que vinieron, que nos acompañaron. Estaban porque sin ellos, nada hubiera tenido sentido ¡!!!
Cuando las bodas son así, que pena no poder casarse cada semana…