Hay momentos en la vida en que todo te va bien, tu vida laboral es excelente, la sentimental todavía mejor, tienes una vida social saneada y una cuenta corriente sin deudas… En fin, que estás en equilibrio, cosa casi imposible en los tiempos que corren.
Y, es entonces cuando recibes una llamada inesperada, una llamada que te remueve todos tus cimientos, que te incomoda, te crea curiosidad y miedo, ansiedad. Es un
a llamada que viene a recordarte algo…
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Mi amiga Sol tuvo una de esas llamadas.
Un día, mientras trabajaba, sonó su móvil y, aunque no solía contestar cuando eran números desconocidos, descolgó…
- Sol ¿ ¿??
- Sí, soy yo, quién es ¿??
- Soy Murat
- Quién ¿? – el corazón ya se le aceleraba –
- Murat, me recuerdas ¿??
- Si, claro que te recuerdo… - como iba a olvidarlo-
Cinco años antes Sol y yo habíamos viajado a Sharm el Sheikh, y tuvimos un guía llamado Murat. Fue una semana estupenda, en la que mi amiga Sol vivió su particular “Pasión Egipcia” de una forma intensa e inolvidable.
Tanto que no pudo olvidarlo fácilmente y durante meses vivió una segunda “pasión española”, “pasión francesa”, y todas las pasiones posibles en el mapa de Europa y Oriente Medio, ya que aprovechaban todas las ocasiones posibles para verse, aprovechando sus viajes de trabajo.
Fue una historia muy verdadera que acabó, como tantas historias auténticas.
Sol estuvo muy triste, pero con el tiempo rehizo su vida, se casó, formó una familia estupenda, y, aunque le resultó muy difícil, arrinconó aquella bonita historia en un cachito de su corazón y siguió con su vida.
Ahora Murat estaba en su ciudad y quería verla.
Durante dos días no pudo dormir, no pudo comer… Quería verlo, pero tenía miedo. Miedo de volver a caer en sus brazos, miedo de no poder dejarlo esta vez, miedo de que desestabilizara su vida, miedo, miedo, miedo, miedo…
Aun así, fue.
Hay momentos en la vida en que todo te va bien, tu vida laboral es excelente, la sentimental todavía mejor, tienes una vida social saneada y una cuenta corriente sin deudas… En fin, que estás en equilibrio, cosa casi imposible en los tiempos que corren… y entonces recibes una llamada inesperada… y esa llamada que parecía que iba a desatar fuegos y pasiones, dudas y sentimientos, no hace más que afianzar la seguridad de que tienes lo que quieres, lo que has buscado y lo que mereces y los momentos de la vida en que todo te va bien… siguen…
Bien por mi amiga Sol…